Tremendo documento: una jubilada recién llegada del Curves disfrazada de Calamaro (o es al revés) y un Bunbury recién llegado de 1995 y más stoniano que nunca (en el sentido más longevo de la palabra) se marcan 'Crímenes perfectos' muy acarameladitos (y lo decimos por Candy Caramelo) y bajo la atenta mirada de un cetáceo gigante en el desembarco de Andrés10 en Los Ángeles. Una pena del sonido youtubiano y los chillidos de las lagartas gritonas de la primera fila.
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